El 25 de octubre, la agencia de educación en Texas, TEA, recibió una lista de 850 libros designados como literatura perjudicial para los estudiantes de nuestro estado. Este tipo de teatro político solo sirve para aumentar apoyo durante las elecciones y no para el desarrollo académico de nuestros hijos o el mejoramiento del sistema escolar.
Story By Yadiraedith Mills
ENGLISH VERSION INCLUDED
Texas es un estado que ha proclamado orgullosamente que los derechos de los individuos no deben ser controlados por el gobierno. Por más de dos años, los líderes políticos estatales han acertado que las decisiones de familia, salud y educación deben de quedar en manos del individuo. Sin embargo, el representante estatal, Matt Krause (R-TX, 93rd District), ha recopilado una lista de libros que, según él, deben ser eliminadas de las bibliotecas escolares ya que lidian con termas de sexualidad y racismo que pueden promover molestia en los estudiantes.
Texas califica número 2 en la nación con 135 balaceras escolares en 2022. Sin embargo, los políticos del estado de Texas han decidido que la censura de 850 libros es el proyecto de la más alta importancia, tanto es así que han pedido que los distritos escolares de Texas reporten si tienen esos libros y que los eliminen inmediatamente de las colecciones bibliotecarias.
Los políticos como Matt Krause que promueven la prohibición de los libros no son educadores, trabajadores sociales o consejeros escolares. No conocen las necesidades de nuestros estudiantes como un padre o un docente. La decisión de cuáles libros pueden leer nuestros hijos debe quedar únicamente en manos de los que tratan con los estudiantes diariamente. Los recursos deben ser variables como las necesidades de la población que los usa. Ningún individuo debe decidir por todos los alumnos del estado cuáles recursos literarios se deben censurar.
El estado califica 49 en competencia lectora, 46 en número de bibliotecas con 3.2 por cada 100,000 personas. La taza de alfabetización es 81%. Censurar lo que leen nuestros hijos no es la manera adecuada para protegerlos de los peligros. No es necesario leer sobre la violencia para cometer un crimen ni leer sobre la sexualidad para cuestionarla. La lectura es importante para tener éxito académico, cultivar empatía y desarrollar la creatividad. Negarles libros de interés a causa de un tema es ser cerrado de mente. Los políticos de Texas deben concentrarse en la seguridad, el bienestar y en el desarrollo académico estudiantil en vez de reprimir recursos literarios por motivos políticos.
The Great Threat in Texas Schools is Politicians, not Books
translated by Tara Markham
On October 25, the Texas Education Agency, TEA, received a list of 850 books designated as harmful literature for our state’s students. This type of political theater only serves to increase support for the elections and not for the academic development of our children or the improvement of the school system.
Texas is a state that has proudly proclaimed that the rights of individuals should not be controlled by the government. For more than two years, state political leaders have asserted that family, health, and education decisions should be left in the hands of the individual. However, state representative Matt Krause (R-TX, 93rd District) has compiled a list of books that he says should be removed from school libraries as they deal with issues of sexuality and racism that can promote student discomfort.
Texas ranks 2nd in the nation with 135 school shootings in 2022. However, politicians in the state of Texas have decided that the censorship of 850 books is the project of the highest importance, so much so that they have asked Texas school districts to report if they have those books and immediately remove them from school and library collections.
Politicians who support book bans are not educators, social workers, or school counselors. They don’t know the needs of our students like a parent or a teacher. The decision of which books our children, and the public can read should be left solely in the hands of those who deal with students daily. The resources must be as varied as the needs of the population that uses them. No person should decide for the children of others which literary resources should be censored.
The state ranks 49th in reading proficiency, 46th in number of libraries with 3.2 per 100,000 people. The literacy rate is 81%. Censoring what our children read is not the right way to protect them from danger. You don’t have to read about violence to commit a crime or read about sexuality to question it. Reading is important for academic success, cultivating empathy, and developing creativity. Denying them books of interest because of a topic is short-sighted. Texas politicians should focus on student safety, welfare, and academic growth rather than suppressing literary resources for political reasons.